La reaparición del Sapo Lobo fue a lo grande. Directamente de San Francisco llegó con una camiseta amarilla que cordeleó de pasada en el estanque y jugó el partido completo. Pero lo mejor vino después.Presa de la euforia y del entusiasmo se matriculó con dos botellas de Solera sin que nadie le pidiera nada. Entonces Rosita, misteriosamente, tiró el tarot y a los pocos minutos el Lobo se mandó con lo mejor de la noche: Prometió mandar dos juegos de camisetas, directamente desde San Francisco, para que los sapos estén correctamente uniformados.
Un notable gesto de desprendimiento que ha determinado su nombramiento inmediato como presidente honorario del pantano, ya que el Dalai no pone ni la sonrisa. El donativo llegará en dos semanas y se ha programado una sesión solemne para registrar el acto. Aplausos para el Lobo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario