El Dalai, como siempre, recibió el encargo de la investigación junto a un equipo especializado desde hace tres meses. Y el último fin de semana pudieron tomar esta foto con una cámara de rayos infrarrojos, mientras se consumaba el deplorable acto en un oscuro bungalow que no es el número 6.
Según cuenta el SSS, la prolijidad del sapo en cuestión no admitió ninguna duda. El nombre está en reserva.
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